Suárez tomó una decisión clave que reportó credibilidad a su proyecto de reforma democrática Las elecciones, convocadas poco después, se celebraron el 15 de junio
F.P. Puche / Las provincias | 8 de abril de 2007
Había un extendido malestar en el estamento militar y una decidida animadversión entre conservadores y nostálgicos del franquismo. Pero sobre la opinión de todos, Adolfo Suárez tomó la decisión y legalizó el Partido Comunista de España (PCE). La noticia se difundió el Sábado Santo de 1977, que ese año fue el día 9 de abril. Y desde ese momento, el complejo proceso de cambio que llamamos Transición cobró visos de credibilidad: el 15 de junio de ese mismo año se celebraron las primeras elecciones democráticas tras la muerte de Franco.
Si recordamos el reportaje publicado dentro de esta serie el pasado 11 de marzo, Adolfo Suárez estuvo en Valencia, durante las Fallas, para asistir a la proclamación de su hija Sonsoles como fallera mayor infantil. Pero siempre se ha dicho que el presidente aprovechó ese viaje a Valencia para conectar con representantes autorizados del PCE a los que transmitió, en Valencia, garantías de una pronta legalización.
Unas semanas después, cuando mayor era la calma informativa de los días de vacaciones, las tres agencias informativas que operaban en España confirmaron la novedad: el Partido Comunista de España había sido legalizado. “Fuentes oficiales han confirmado a Europa Press a las 9 y 40 minutos de la noche que el Ministerio de la Gobernación ha dictado una resolución mediante la cual se legaliza el Partido Comunista de España”, dice el primer párrafo de la información que al día siguiente publicó LAS PROVINCIAS.
El periodista Alejo García, director de informativos de Radio Nacional, subió corriendo las escaleras que separaban la redacción del locutorio y dio la noticia con voz entre emocionada y jadeante. Según relata nuestro periódico, una fuente gubernamental había llamado al dirigente comunista Armando López Salinas para decirle “estad atentos a la radio”. La ejecutiva del PCE, dispersa en distintos puntos por las vacaciones de Semana Santa, fue avisada en muy pocos minutos de la novedad.
Santiago Carrillo, que estaba de viaje en París, fue informado e hizo de inmediato declaraciones a la Agencia Efe: “Acabo de conocer la legalización del PCE. La noticia me produce la misma satisfacción que van a sentir millones de trabajadores y demócratas. Yo no creo que el presidente Suárez sea un amigo de los comunistas. Lo considero un anticomunista; pero un anticomunista inteligente que ha comprendido que las ideas no se destruyen con represalias de ilegalidades ya que está dispuesto a enfrentar las nuestras con las suyas. Bien, ese es el terreno en que deben dirimirse las divergencias”.
La ponderada actitud del PCE, que respetó elementos clave de la nueva sociedad española como la Monarquía, fue sustancial para el proceso democratizador español. Pocos días después, Adolfo Suárez convocó las elecciones generales de las que había hablado a LAS PROVINCIAS durante su visita fallera a Valencia. La prensa, la opinión pública, incluso los más críticos y resistentes a la acción de aquél hombre procedente del franquismo, comenzaron a respetar y a dar credibilidad a su proyecto de transformación democrática de la sociedad española. De entre los políticos en activo 30 años después, Manuel Fraga fue el más crítico con la decisión de Suárez; dijo que la medida era un “error histórico”. “Me parece un grave error político y una farsa jurídica”, señaló, aunque meses después aceptaba de buen grado la convivencia democrática y convivía con los comunistas en la redacción de la nueva Constitución Española de 1978.